sábado, 6 de marzo de 2010


Tengo bien claro que solo se aprende a palos. Y aún más que las astillas solo dejan cicatrices en el lugar menos debido.
Lo más triste de mi, es que cada palo conlleva sus doce cicatrices.
Pero oye, llevo media vida diciéndome lo mismo, y aún sigo sin aprender a cómo borrármelas o siquiera aprender de estas.
Quizás sea que aun no me he acostumbrado a mí.

2 comentarios:

. dijo...

No hay que borrarlas... sino empezar a acostumbrarse a aprender de ellas.

Un muá :)

Oliver Ado dijo...

uno nunca se acostumbra a uno mismo!

Publicar un comentario

ESTUPIDECES CONTAGIOSAS