jueves, 25 de marzo de 2010

I can fly

Yo soy de esas que jamás cierran la tapa izquierda de sus lentillas, las cuales se mueren por hablar cinco horas por teléfono y el doble si te tengo enfrente.
Esas que se ponen roja cuando se las mira sin querer, de las que sonrien sin pensar y pocas veces se dejan llevar.

Soy de aquellas que podrían vivir sin un amor, sin respirar el aire de Madrid o beber su agua, Pero también soy aquella que no pordría vivir sin respirar tu aire, beber de tu boca o amar con otro corazón que no fuera el tuyo.

martes, 23 de marzo de 2010

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Me apetece ser libre, acostarme sola, llorarte, olvidarte, comerme el mundo y a quien se ponga delante. Llenarme de momentos efímeros y vacíos para llenarlos, conocer más mentes, más cuerpos...
Aunque antes me quedan varías cosas que hacer.

sábado, 20 de marzo de 2010

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Mirada azul fijada en el infinito, manos concentradas en aquel extraño juego con su rizos, piel porcelanosa, zapatos rojos de tacon, caminar lento, labios rojos bailando con una pajita, piernas de infarto, sonrisa atrayente, personalidad fácil, manos hábiles y dispuestas a jugar. ¿No suena a una noche expectacular?

Fuiste fácil de enredar entre mis sábanas, caperucita feroz.


miércoles, 17 de marzo de 2010

No quiero no estar a tu lado

Hoy te vas dejando caer en cualquiera esquina de la calle, donde quiera que el viento te lleve.
Tus pies empiezan a guiarte a aquel lugar, aquel que solo tú y ella conocéis, sin entender muy bien el porqué, decides seguirlos.
Allí vuelves a recorrerla con la mente. Te acercas a su boca y juntas tus labios con cuidado en los suyos, tienes miedo de que se dañe la porcelana de su rostro. Pero se te olvida todo en un instante, cuando el exceso de pulsaciones por minuto supera los límites y tus ojos perciben a una chica preciosa es normal perder el norte, el sur y el este…
La tiras al suelo, y te tumbas sobre ella. Respiras su oxígeno, vuestro oxígeno con más fuerza que nunca, y ya todas las neuronas que una vez controlaron tus impulsos quedan totalmente mudas, solo te mueve ese órgano que late en su pecho.
Te crees en el cielo cuando pasa sus manos entre tus rizos, como respuesta deslizas tu mano por todo su cuerpo, para llevarla hasta el germen de su éxtasis, esperando como respuesta aquellos gemidos... Después clavas tus pupilas en aquel cielo azul que bañaba sus ojos, la sonríes, y la invitas a deshacerse de todo lo que molesta. Te contesta con inseguridad pero tú la susurras que no tenga miedo, que aquel es vuestro lugar, nadie podrá jamás entrar. Ella varía su ritmo cardíaco notablemente como repuesta y con una sonrisa pícara te invita al paraíso. Noches enteras jugando a no dormir, jugando a vivir...

Retiras el recuerdo de tu mente, con resignación ante la imposibilidad de su repetición, pero lo haces. Piensas que eso habría sido un final de cuento de hadas, y ella jamás creyó en ello, de hecho los odiaba.
Ahota tu mirada se centra en aquellos árboles que te miran, te invitan a marcharte, a seguir el camino de salida de aquel el lugar que solíais amar. Y así te das cuenta que una lágrima que lleva cautiva en sus ojos demasiado tiempo Al finalizar de recordar su historia la deja huir, la deja volar, quizá fuera lo que siempre ella quiso, volar, y ahora la dejas hacerlo libremente, con la certeza de que jamás volverás a protagonizar ningún momento a su lado.

lunes, 15 de marzo de 2010

Your Alice in Wonderland


Hay niñas inocentes, ingenuas, fantasiosas, lolitas...Pero todas tenemos una Alicia dentro. Una chica fantasiosa, que mientras oye historias que provocan que su boca se abra, deja volar su mente y vas en busca de su conejo que llega tarde.
Aquella que se adentra en el país de las maravillas para celebrar su no cumpleaños mientras toma un té con el sombrerero loco, o se asusta al hablar con el gato de rayas. Una Alicia que huye de la reina, y corre, corre… Y como consecuencia despierta de un golpe cayendo bruscamente sobre su realidad, aquella que le propina tales golpes que la obliga a viajar continuamente a su Wonderland.

lunes, 8 de marzo de 2010

Dolor en tus caricias


Érase una vez una princesa condenada a protagonizar su cuento.
Dicen que un día fue reina de la noche, portada en periódicos y revistas de prestigio.
Otro fue musa de pintores y poetas de éxito, estrella entre estrellas, un huracán correteando en la pasarela.
¿Y qué le ocurrió? Quizás fuera aquel hechizo, aquella maldición que la incitaba a empolvar su nariz o rellenar sus noches con alcohol.
Irrumpieron la luz de su estrella, quemaron su sonrisa, jugaron con ella hasta conseguir ganarle el pulso a su suerte.
Y así quedó, una araña atrapada en su propia red, encadenada a colecciones de fotografías, al humo de sus cigarrillos y a botellas vacías en viejos apartamentos de mala muerte.
A veces dicen que lo que le ocurre es que tiene miedo a volverse a mirar en un espejo o tan solo a la certeza de saber que los flashes no la buscaran si alguna vez vuelve a pisar una alfombra roja.
Pero ella tan solo espera escuchar al reloj gritándole que no volverá a marcar ni un segundo contra ella.

sábado, 6 de marzo de 2010


Tengo bien claro que solo se aprende a palos. Y aún más que las astillas solo dejan cicatrices en el lugar menos debido.
Lo más triste de mi, es que cada palo conlleva sus doce cicatrices.
Pero oye, llevo media vida diciéndome lo mismo, y aún sigo sin aprender a cómo borrármelas o siquiera aprender de estas.
Quizás sea que aun no me he acostumbrado a mí.