Empieza a entonar con su vetusta guitarra aquella canción de mecano, con la que todos acabamos el año.
Con su desafinado re consigue sacarme aquella estupida y contagiosa carcajada.
Y otro año se desvanece ante mis ojos,un año que pasó como cinco miseros minutos.
Un dos delante de dos ceros y un nueve.
¿No os suena maravilloso?
A un año más, uno menos, uno inexplicable, un año indescriptible, un año eterno en mi memoria.
365 días compuestos de sonrisas, de libertad, de alegrías, de Starlight, de nuevas experiencias, de cambios, de rutinas, de quererte ocho días a la semana,de detalles, de más sonrisas,de ti, de vosotras, de mi, de ellos, de excentricismo, de aferrarse a los recuerdos, de exprimir los segundos para paliar los malgastados,de momentos congelados, de romper la gravitación con un beso, de seguir en España a las 8. Y trisitemente, 365 días plagados de lágrimas, de pisar charcos para después secarme, aprender del error y volver a pisar otro más, de heridas, de miedo, de inconformismo, de despedidas, de te odio como nadie puede odiar a nadie más, de caminar sola, de no tener a que aferrarse, de enviarte mi amor por 508 km, de la incapacidad de romper una distancia que mata, de volver a decir adiós, de renuncias, de ver solo el final de las calles viejas, de cobardia.
Y, ¿a que no adivináis lo que le ha dado sentido a cada sonrisa, quién me dio fuerzas para olvidar mis penas, el miedo?
La persona que hace ya más de dos años entro en mi vida por casualidad y la cambió de arriba abajo.
El que me enseño a querer y a ser querida.
El que moldea mi corazón, él que besa mis labios, él que rompe mis esquemas, él que me hace resucitar, quien reaviva mi sonrisa.
ÉL