-Claro , ¿lo quiere con algo especial?
- Umm, díficil pregunta...
-Siento decirle que no tenemos todo el día , hay mucha gente que necesita un poquito de amor
- Lo sé, perdón. Pongale un poco de azúcar, me gusta dulce y tierno pero no se pase porfavor nunca esta demás que sea descarado. También que sea inteligente , culto que consiga inquietar mi mente. No sé si sera posible, pero por pedir.
-Marchando señorita, espere la cola para recibirlo. Alli le diran el tiempo que tiene que esperar.
-Gracias
Se dirigió hacia la otra cola, se aseguró de que era la correcta preguntándole al hombre que estaba delante suya. Tenía el rostro triste, le veía vacío, pero no se extraño, allí todos eran asi.
Ella les llamaba los corazones rotos. Sabía que su ilusión palidecía, que no habían conseguido encontrar manera de colorearla. Los sabía tan bien, ya que llevaba tres años buscando un color tan sumamente fuerte e innovador que le consiguiera hacer olvidar todo el dolor, que le devolviera las ganas de esbozar una sonrisa.
Y allí estaba en la inifita fila, esperando a un nuevo amor.
Como otras tantas veces, ella y su corazón roto en espera de una cura